La oración a la Virgen que rezaba Juana Antida para obtener la perseverancia en el bien:
“Me dirijo nuevamente a ti, Virgen santa, como la que, después de Jesús, será mi más dulce esperanza… Obtener una fe viva, una tierna y sólida piedad, apego incesante a todos mis deberes, una caridad tierna y llena de compasión por mi prójimo, un amor ardiente y generoso por tu Hijo, para que después de haberlo servido fielmente sobre la tierra, pueda contigo bendecirlo eternamente en el cielo. Así sea!”
