Enzo, de la parroquia de Santa Giovanna Antida de Roma, quiso compartir su experiencia: desde hace 25 años, todas las semanas, junto con su esposa y otras dos parejas, cruza las numerosas puertas de la cárcel de Regina Coeli, que actualmente alberga a 1084 reclusos, con una capacidad de apenas 638 plazas.

Como muchas otras instituciones penitenciarias italianas, Regina Coeli se enfrenta a problemas de hacinamiento, falta de personal y dificultades para garantizar condiciones dignas a los reclusos.

No es casualidad que precisamente en la parroquia dedicada a santa Juana Antida exista un grupo estable que se dedica con entusiasmo, fidelidad y fervor misionero a la pastoral carcelaria.

El testimonio de Enzo

«Quien está en la cárcel piensa con pesar o remordimiento en los días en que estaba libre, y sufre con pesadez un tiempo presente que parece no pasar nunca. Una fuerte experiencia de fe puede ser de gran ayuda para la necesidad humana de alcanzar un equilibrio interior, incluso en esta difícil situación. Aquí radica uno de los motivos del valor del Jubileo en las cárceles: la experiencia jubilar vivida entre rejas puede conducir a horizontes humanos y espirituales insospechados (Juan Pablo II para el Jubileo de la Cárcel del año 2000).

El llamamiento para el Jubileo del 2000

Acogiendo esta mensaje, en febrero de 1999 la parroquia de Santa Giovanna Antida en Roma comenzó la misión en la cárcel romana de Rebibbia, con un sacerdote y dos parejas de catequistas del Camino Neocatecumenal.

En el año 2000, la misión comenzó a desarrollarse en las ocho secciones del centro penitenciario de Regina Coeli, una vez a la semana, durante todo el año jubilar.

Una vez finalizado el Jubileo, llegó la invitación del capellán de Regina Coeli, el padre Vittorio Trani: así, tres parejas de catequistas continuaron esta misión, centrándose en la sección VIII, que acoge a hombres que han cometido delitos que van desde la violencia contra las mujeres hasta la pedofilia.

Actualmente, la cárcel de Regina Coeli está terriblemente superpoblada y necesita importantes obras de remodelación, y la policía penitenciaria también sufre esta situación.

Superar el estigma social hacia los reclusos

En la experiencia de estos años, nos hemos dado cuenta del poco conocimiento que se tiene de este mundo. Hay un filtro, morboso y a la vez prejuicioso, por el que se es distante y severo, duro e intransigente con los que han cometido errores.

Pero cuando uno se acerca a este mundo, descubre a las personas, sus historias, se acerca a su complejidad existencial: te encuentras ante una persona que ha cometido un error, pero ante todo es una persona.

Esta cercanía cambia tu mirada, tu actitud, tu nivel de atención y de escucha y para nosotros los cristianos, en esas personas descubrimos lo que, según el Evangelio, sabemos que es la presencia de Cristo mismo.

La misión en la cárcel

Desde hace más de 25 años, en la parroquia de Santa Juana Antida, rezamos con los presos, leemos juntos las Escrituras, organizamos celebraciones penitenciales, la misa, todos los ritos de la Semana Santa: la procesión de Ramos, el lavatorio de pies…anunciamos el Evangelio, pasando de celda en celda, llevándoles la bendición del Señor.

El Papa Francisco nos ha dicho que hagamos llegar a los presos esta mensaje de su parte: «A los presos, en nombre del Papa, pueden decirles esto: El Señor está dentro con ellos. Ninguna celda está tan aislada como para excluir al Señor, su amor paterno y materno llega a todas partes».

Esta amor también ha llegado a mí, que en los tiempos oscuros de mi vida podría haberme encontrado tras esas rejas.

¿Por qué ellos y no yo?

Enzo, parroquia de Santa Giovanna Antida, Roma

Portada: Las galerías del interior de la cárcel de Regina Coeli (foto de Alberto Cristofari/Contrasto).
En el artículo de Facebook Garante per i diritti dei detenuti della Regione Lazio Stefano Anastasia