En el marco de la pastoral juvenil y con motivo de la fiesta de Juana Antida, un grupo de jóvenes del instituto Saint Jean de Besançon respondió a su sed y deseo de reunirse en Sancey con algunas Hermanas para crecer juntos en la fe y la fraternidad.

Acompañados por sus padres y profesores, el grupo fue acogido calurosamente por la comunidad de Sancey para un fin de semana marcado por la oración, la caminata y la convivencia.

Una cálida bienvenida y una conferencia inspiradora

Nada más llegar, el fin de semana comenzó con una conferencia de la hermana Nicole Marie sobre el tema «Jesús, el buen pastor». Esta conferencia, rica en enseñanzas y reflexiones, permitió a los jóvenes comprender mejor el amor y la compasión de Jesús por cada uno de nosotros. A continuación, hubo un tiempo de oración personal, que ofreció a cada uno la oportunidad de centrarse en su búsqueda de Dios y en su camino de fe. Los jóvenes apreciaron mucho este momento de silencio personal.

Convivialidad y una caminata enriquecedora

Mientras nuestros jóvenes estaban en oración, los profesores y las Hermanas prepararon una barbacoa, que creó un ambiente de alegría y compartir. La hora de la comida fue un momento de intercambio muy fraternal. Por la tarde, una caminata hacia la iglesia de Belvoir, la capilla de Santa Ana y la plaza de los Mártires en Belvoir permitió descubrir la belleza de la naturaleza y la riqueza de la fe cristiana. Un joven dijo: «Caminar juntos nos ha permitido abrirnos los unos a los otros y compartir nuestras experiencias de fe, me ha gustado mucho».

Una velada de oración y convivencia

Por la noche, tuvimos la alegría de vivir un momento de oración con la comunidad de Sancey y un grupo de jóvenes de la diócesis de Nancy, seguido de una cena ofrecida por la comunidad. Algunas hermanas compartieron este momento de convivencia con el grupo. Las conversaciones versaron sobre la fe cristiana, la vida de las Hermanas, los retos de la fe y las alegrías de vivir en comunidad. La velada continuó con bailes y juegos, que reforzaron los lazos y la fraternidad del grupo.

Sunday Mass and a walk to the Grotto

El domingo por la mañana, tuvimos una misa solemne presidida por el obispo de Nancy y dos sacerdotes que acompañaban a otros jóvenes de su diócesis.

La imagen de una sola familia, una Iglesia universal, marcó esta celebración. Los cantos, las lecturas y la homilía tocaron el corazón de todos, recordando la importancia de la unidad y la caridad en la vida cristiana.

Después de la comida, una caminata a las cuevas de la Baume nos permitió recordar la vida y el legado de Jeanne Antide.

 

Aprender a vivir juntos

Este fin de semana también fue una oportunidad valiosa para que los jóvenes aprendieran a convivir y a compartir las tareas cotidianas, como lavar los platos, preparar las comidas, limpiar y ordenar la sala. Estas actividades no solo permitieron mantener un entorno limpio y organizado, sino que también fomentaron un espíritu de colaboración y solidaridad.

Una experiencia de fe y fraternidad

Un joven dijo: «Nos vamos con recuerdos preciosos y una fe reforzada, listos para continuar nuestro camino de fe con entusiasmo». La participación de todos, padres, alumnos, hermanas y profesores, fue esencial para que este fin de semana fuera fructífero. El espíritu de Santa Juana Antida, marcado por el celo por la misión, el apoyo y la colaboración, estuvo presente durante toda la estancia, inspirando a cada uno a vivir su fe con fervor y compromiso.

Los jóvenes regresaron con el corazón lleno de gratitud y esperanza, dispuestos a compartir su experiencia en nuestro centro.

El compromiso inquebrantable y el apoyo de nuestros dos directores adjuntos fueron esenciales para este fin de semana espiritual.

Gracias a la participación de todos, los jóvenes pudieron vivir una experiencia enriquecedora.