La llamada a «pasar a la otra orilla» (Mc 4, 35-41). Como Moisés y los israelitas en Éxodo 15, que cantan las maravillas de Dios tras cruzar el Mar Rojo; Como Ana en 1 Sam 2, 1-10, que se regocija por el nacimiento de Samuel; Como Zacarías, que sale de su mutismo para proclamar la grandeza del Eterno cuando nace Juan; Como María en su cántico de alegría tras el anuncio del ángel y su SÍ incondicional, y con tantos otros que reconocen los beneficios de Dios en sus vidas, también nosotros nos hemos reunido al final del Mes Vocacional para reconocer los beneficios de Dios.

Del mismo modo, a punto de perecer con todo el equipo desesperado en la barca a causa de la tormenta, Jesús duerme. Símbolo de una confianza absoluta, porque no tiene miedo de cruzar hacia la otra orilla. La actitud de los apóstoles tras el regreso a la calma sigue siendo un tabú y les impide abrirse a lo nuevo. Todavía dudan en dar el paso de la fe. El miedo, la resistencia y el apego a las seguridades conocidas permanecen en ellos.

Santa Juana Antida y San Vicente de Paúl nos invitan a enraizarnos en Dios y a sacar fuerzas para «superar las tormentas, desactivar los miedos y, con valentía, llevar la misión hacia nuevos horizontes, donde Él ya nos espera».

La reflexión del padre Hugo R. Sosa, cm, durante la recogida de frutos, nos invita a pasar a la otra orilla con los apóstoles, dando un paso más, dejando que la novedad penetre en nuestros corazones, siguiendo el ejemplo de Santa Juana Antida, con una confianza inquebrantable en «Dios solo», que guía cada paso de su camino.

«Esta entrega total a Dios no la encerraba en sí misma.

Al contrario, la hacía libre para decir «sí» con generosidad,

allí donde la misión la llamaba».

A la luz de esta aclaración, tres preguntas nos han ayudado a revivir las maravillas del mes vocacional con un nuevo impulso de apertura a la novedad propuesta por el Señor:

1. ¿Hemos dejado de lado nuestros miedos para cruzar al otro lado y ofrecer momentos de encuentro y oración con los jóvenes?

2. ¿Cómo nos ha sorprendido el Señor?

3. ¿Qué acciones concretas innovadoras podemos proponer para vivir con los jóvenes?

Las respuestas que se transmitieron en el chat expresan desde lo más profundo del corazón de cada participante una inmensa gratitud, un gran deseo y una apertura a esta novedad que trae el Señor, para un «siempre más» en nuestro servicio a los jóvenes. Siguiendo el ejemplo de María, como ella y con ella, nuestro magnificat se elevó como el incienso hacia lo más alto.

8 de junio de 2025

Laboratorio de pastoral juvenil y vocacional