Cristo es la vid, y nosotras sus sarmientos

El Papa Francisco nos ha llamado a ser “Peregrinos de la Esperanza”, por eso todos aquellos que trabajan en el ámbito educativo deben ser verdaderos “trabajadores de la Esperanza”, porque EDUCAR es un acto profundamente arraigado en el futuro: sembramos con alegría hoy, con la firme esperanza de cosechar mañana.

Debemos abrir nuestros corazones y nuestras mentes para comprender las claves de una nueva educación y de nuevos servicios y acciones educativas. Es esencial inventar respuestas que respondan a las necesidades y a los desafíos siempre nuevos de las personas y de las realidades concretas…

Necesitamos apertura al diálogo para acoger y abrazar un nuevo estilo de vida, más arraigado en los valores del Evangelio, que nos permita encontrarnos con los demás de forma renovada.

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