Una Navidad como ninguna otra. Louagprabang-Laos: la comunidad de Betania.

¿Dónde está Luangprabang?

La ciudad de Luangprabang se encuentra en el norte de Laos y está rodeada de magníficas montañas. Es la antigua capital de Lan Xang (“un millón de elefantes») y es una de las ciudades más antiguas de Laos, fundada hace unos 1.200 años. Es bien conocida por sus numerosos templos y monasterios budistas. Cada mañana, cientos de monjes de varios monasterios recorren las calles para recoger limosnas.

Luangprabang fue una vez la capital real. Actualmente, la población de la ciudad en su conjunto es de alrededor de 56.000 personas.

Fue en 2008 cuando la Iglesia en Laos (a través del Nuncio Apostólico en Tailandia) en colaboración con el gobierno, encomendó a las Hermanas de la Caridad, como misión, la escuela para sordomudos en la zona norte del país.

Acogimos esta nueva misión con valentía y fe en Dios, porque no hay comunidades católicas laosianas, salvo algunas familias católicas vietnamitas que trabajan en Laos. No hay una iglesia, no tenemos derecho a enseñar religión ni en la escuela ni en la comunidad. Podemos vivir nuestra fe sin más signos que nuestro hábito religioso y nuestra cruz.

La diócesis de Luangprabang tiene obispo, Monseñor Tito Bangchong, y 5 sacerdotes. Todas las mañanas asistimos a misa en su casa y los domingos se unen a nosotros las familias católicas vietnamitas que tienen una fe fuerte. Tenemos una buena relación con todos, tratamos de animarnos unos a otros en la fe porque, a menudo, estamos bajo el control de la autoridad local.

Hoy la Comunidad Betania está formada por 3 hermanas, vivimos nuestra misión con los más pobres de los pobres, como lo son nuestros 83 alumnos sordomudos y también con los maestros enviados por el Estado. Es importante poder hablar en lenguaje de señas con estos estudiantes, porque significa que les estamos prestando atención, dándoles dignidad humana.

A pesar de las dificultades, esta es una hermosa misión que corresponde verdaderamente a nuestro carisma como Hermanas de la Caridad. Ante todo nos fortalecemos en la fe, vivimos verdaderamente la experiencia de la fe en Dios, como en el tiempo de nuestra Madre Juana Antida, especialmente este año con la pandemia del Covid-19. Desde hace dos años, como tantas personas en el mundo, en la ciudad de Luangprabang hemos vivido en silencio, todo está en silencio; sin turistas, muchas familias están sin trabajo, sin comida… ¡Sin embargo, Cristo ha nacido en medio de esta gente como lo hizo en Belén en el pasado!

Vivimos nuestra Navidad con algunas familias vietnamitas, preparando una comida festiva y distribuyéndola a las familias pobres no católicas. Una señora no católica dijo: «¡Jesús nos ha dado un gran regalo»!

Ha sido el momento más hermoso del año, un regalo que el Niño Jesús nos tenía preparado de manera maravillosa. Aunque nuestro compartir no haya sido muy grande, estamos seguras de que ha devuelto la alegría de la Navidad a estas personas.

Damos gracias a Dios por esta hermosa experiencia de alegría, de entrega a nuestra comunidad. Estamos seguras de su presencia constante entre nosotras, en cada una de nosotras. Con él, sin miedo, ¡todo es posible!