Violines, violonchelos, mandolinas procedentes de los restos de las embarcaciones de migrantes que transportaban a hombres y mujeres en busca de esperanza en la travesía del Mediterráneo. Los reclusos de las cárceles de Rebibbia, Secondigliano, Opera y Monza, en las casas de castigo de los luthiers, han ofrecido una segunda vida a esas embarcaciones, explica Arnoldo Mosca Mondadori, presidente de la Fondazione Casa del Espíritu y las Artes de Milán, que concibió y llevó a cabo el «Proyecto Metamorfosis», en colaboración con el Departamento de Administración Penitenciaria.

«La Orchestra del Mar», prosigue Mosca Mondadori, «es un proyecto abierto a muchos artistas europeos que aceptan el reto de aportar belleza y armonía frente a la ideologización de un gran problema. Por eso agradezco a La Scala que haya dado voz a los descartados.

Así, estos instrumentos musicales pueden tocarse, aportando una cultura de conocimiento, aceptación e integración a través de la belleza y la armonía. Queremos que la gente, especialmente los más jóvenes, conozcan y tomen conciencia del drama que viven a diario los emigrantes, que se ven obligados a huir de las guerras, las persecuciones, la pobreza y el hambre en tantos países del mundo.

La cita es el 12 de febrero 2024 en uno de los teatros más prestigiosos del mundo, La Scala de Milán. La Orchestra del Mar está formada por 14 cuerdas.

Los beneficios de la venta de entradas se destinarán a financiar los talleres de los internos, y no sólo eso: en el Centro Astalli de Roma, refugiados de diversas partes del mundo también han fabricado cruces y objetos sagrados con madera de las barcazas abandonadas en Lampedusa.

El padre Camillo Ripamonti, presidente del Centro Astalli, el Servicio Jesuita a Refugiados en Italia, subraya:

«La madera de las embarcaciones en las que han viajado los emigrantes que, a falta de rutas legales y seguras, arriesgan y pierden la vida en el mar, es trabajada por quienes viven la experiencia de la exclusión en herramientas que generan belleza. Transformar la madera desechada es realizar un acto simbólico que se convierte en reconciliación social«.