Esta mañana nos hemos reunido en la sala capitular. Tras una breve introducción sobre el significado del discernimiento, la Hna. Nicla nos condujo por la puerta trasera de la sala capitular, la sala de debate y reflexión, para volver a entrar por la otra puerta, llevando cada una de nosotras una vela encendida por la Superiora General, la Hna. Nunzia De Gori, que ha dirigido la Congregación durante dos mandatos. La vela es un signo de unidad. En la sala, el Consejo General saliente recibió la bendición de los capitulares y, a su vez, el Consejo General bendijo la asamblea de los capitulares. Un gesto simbólico y fuerte.
De la sala de debate y reflexión pasamos, con el corazón humilde, al Cenáculo, lugar de la venida del Espíritu.

La hermana Nicla, como animadora del Capítulo, introdujo y acompañó este tiempo de discernimiento en tres partes de la jornada, cada una con un tiempo personal de oración:

  1. Releer los movimientos interiores, los sentimientos (consuelo-desolación) que nos habitaron durante estos 10 días de Capítulo.
  2. Reconocer los orígenes de estos movimientos interiores, lo que nos condiciona, para entrar en una libertad interior más profunda y discernir. Luego nos invitó a hacer una distinción entre lo objetivo y lo subjetivo. Cada hermana del capítulo está en misión aquí porque cada una ha sido enviada por sus hermanas para discernir, en su nombre, por el bien de todo el Cuerpo que es la Congregación.
  3. Desarrollar el perfil del Superior General y de los Consejeros.

A continuación, Sor Nunzia presentó algunos pasajes de la Regla de Vida sobre la Superiora General y su Consejo.

Esta primera jornada de discernimiento concluyó con un tiempo de adoración nocturna. Que el Espíritu Santo, que visitó y guió a María y a los Apóstoles en el Cenáculo, nos guíe e ilumine.
El discernimiento continuará durante la jornada del 8 de octubre.