«Para una congregación religiosa como la nuestra, hacer memoria es -hacer memoria-, es decir, tomar a pecho sus comienzos y su desarrollo histórico para dar gracias a Dios que ha ofrecido a la Iglesia los dones que hacen de ella un signo de Caridad». Así lo expresaba la Madre hermana María Rosa al comienzo de esta tercera jornada de la Conferencia Interprovincial: «El recuerdo familiar hace gozar, hace entrar en una corriente de vida que engancha y atrae, que crea pertenencia».

Ante nuestros ojos pasamos fotos de los lugares que nos son queridos: Sancey, Besançon, La Roche, Nápoles, Roma, Pozzaglia, Turín Borgaro, Milán San José, Digne, Les Fontanelles, Périgueux…

Por la tarde, a través de las propuestas del Consejo General, pudimos experimentar cómo lo que hemos heredado se convierte en herencia para los demás.

  • Hermana Wanda Maria facilitó el calendario de los encuentros presenciales y online que implicarán a todas las comunidades y hermanas de las dos provincias europeas.
  • Hermana Solange y Hermana Maria Luisa presentaron las ayudas y propuestas concretas confiadas a las comunidades para caminar juntas hacia Europa.
  • Hermana Mirta compartió los pasos y materiales para celebrar el Mes de las Vocaciones en mayo.
  • Hermana Maria Luisa y Hermana Pascale H., de la Fundación Thouret, presentaron las iniciativas de voluntariado internacional a las que ya se han apuntado un grupo de jóvenes de Francia y otro de Italia, con posibles destinos en India, Camerún y Argentina.

La Conferencia Interprovincial, durante la oración final, vivió un momento simbólico que ya se había preparado en la apertura de la Conferencia: cada hermana había recibido una ficha de rompecabezas indispensable para componer el icono de la Caridad.