La fiesta de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael nos ha acompañado durante toda esta bella jornada.

Para vivir la misa «Laudato Si», presidida por el padre Joshtrom Isaac Kureethadam, en comunión con la creación, nos hemos reunido en el jardín en el inicio de la mañana. Comenzamos la liturgia bajo los árboles que hacían de «tienda natural», con el canto de los pájaros de bajo fondo y flores colocadas en los cuatro ángulos del altar para convocar al mundo entero.

Otros símbolos nos han ayudado a vivir esta comunión como, por ejemplo:  al final del acto penitencial el agua siendo derramada sobre la tierra, o antes de escuchar la Palabra de Dios en la Biblia hacer un paseo silencioso para leer la palabra de Dios en la creación escuchando con el corazón este Dios que está presente y la hace bella o el gesto de la paz llevando las manos al corazón inclinándonos frente a Dios que habita en aquel que me rodea.

Continuamos en este clima de contemplación y acogida de lo bello y de lo bueno con la ayuda de las dos conferencias del día. Una, de la Prof. Cecilia DALL`OGLIO que nos ha entusiasmado con su compromiso en el Movimiento Laudato Si y la otra de la Prof Anna Di CIACCIO que nos ha conducido a la descubierta de nuestro universo, haciéndonos viajar en un imaginario ir y venir entre lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande.

Cecilia nos ha presentado, entre otras cosas, el proyecto de su Movimiento para este año: «la tienda de Abraham» de instalar allí donde vivimos, como una invitación a la hospitalidad humana capaz de reservar a cada uno su lugar en la casa común, casa (oikos) de Dios.  Para concluir la mañana hemos regresado al jardín a realizar una oración en diversas lenguas alabando y cantando las maravillas de Dios.

La Profesora Anna, en vez nos ha hecho disfrutar de la belleza del Universo, del «plan» detrás de su creación, viajando a través de la Vía Láctea, descubriendo los planetas y estrella y dándonos cuenta de cuanto somos privilegiados de vivir en el planeta tierra.

Una hermosa contemplación de nuestra Madre Tierra y del Universo colorido y en continua evolución… parecía que algunos ángeles volaban en el cielo, revelándonos la belleza del firmamento y la conexión con el Creador de Todo: ¿Cómo no tener en el corazón el deseo de compartir esta maravilla? Espontáneamente ha surgido del medio de la asamblea capitular el canto «Alabado seas mi Señor».

¡Que hermosa jornada! Estas dos mujeres nos han transmitido su pasión por el cuidado de la Creación y su empeño por cuidar la Vida.